viernes, 15 de enero de 2016

"Momentos", de Maruja Torres

Los participantes del grupo escuchabais con atención el texto de Manuel Vicent que yo había traído a clase para empezar el nuevo año. Cuando propuse pasar al análisis sintáctico del Sintagma Nominal pero sugerí que llevaba conmigo otro texto - este de Maruja Torres-, enseguida me pedisteis que siguiera leyendo... y a mi, que para leer en voz alta me hace falta poco... me puse a ello, y... lo disfrutamos un montón...

Momentos
Maruja Torres
Cuando ustedes perpetren la amabilidad de leer este artículo, hará cinco días que habré cumplido 67 años. Mientras escribo, dos semanas antes, los veo venir. Avanzan todos juntos, para recordarme que antes tuve siete, y antes, seis, y que por fin ambos forman una cifra que aún puede aumentar, invirtiendo el orden. Si los dioses son propicios y esto no se convierte en un artículo póstumo, en este domingo de ustedes ya habré celebrado un par de veces mi cumpleaños en El Cairo, y otra en Beirut; y me quedarán pendientes otras dos cenas en Roma. No es un mal plan. Créanme, cumplir tantas castañas da que pensar. ¿Cómo puedo haber llegado hasta aquí? Se lo cuento rápido. Momento a momento.
Porque, en definitiva, miras atrás y ¿qué queda? Momentos. Aquella excitación sobrenatural, magnífica, de reconocer un alma gemela en otra persona, de abrirle delicadamente los pétalos a una amistad. Un amigo nuevo era un tesoro, un camino, un descubrimiento, una aventura compartida. ¿Lo sigue siendo? ¿Lo tenemos presente? Yo, sí. Aquella revelación de que las mujeres no eran las enemigas, las rivales en la captura de un hombre. Ahora os puede resultar exótico, pero os juro que en mi juventud tuvimos que abrirnos paso entre muchos prejuicios para encontrarnos como hermanas.
Aquellos libros de cubiertas satinadas, difíciles de hallar, caros, prohibidos. Palabras que se unían formando oraciones que formaban pensamientos que formaban habitaciones que formaban ciudades que formaban mundos. Mundos de cristal y de aire en cuyo interior se podía ser libre y crecer. Aquellas reuniones en donde la persona más inteligente que habías conocido tomaba la palabra y llamaba a las cosas por su nombre y definía a las tiranías por sus abusos. Momentos. Momentos hechos de momentos dentro de momentos. Momentos para saltar de uno a otro y avanzar en la vida, para llegar al de hoy, a este momento, el mío, el de ustedes, sin amargura y sin rencores, todavía con la luz de los momentos anteriores alumbrándome. Un cuerpo amado enlazado estrechamente al mío, una ternura auténtica hallando respuesta, haciendo preguntas. Árboles frondosos que ya no existen, y un terreno resbaladizo por las agujas de pino que lo alfombraban hacia el mar, el litoral de una Costa Brava que aún no había sido urbanizada hasta la asfixia, domesticada hasta el bostezo. Una pequeña estación de ferrocarril, mesas cubiertas de hule en el andén, bajo un emparrado. El silbido del tren, las niñas que llevaban sandalias de colores y calcetines blancos. Los buñuelos de Cuaresma, recién horneados. El perfume del horno me acerca a otro momento. Soy muy pequeña y María la Guapa hace pan delante de mí, en la pequeña cocina del piso del Barrio Chino vecino al nuestro. Por entonces yo sólo quería comer lo que María la Guapa, que me quería tanto, preparaba con sus manos. A la altura de mis ojos, sus piernas oscuras y firmes. Huelo aquel pan, veo aquellos pinos, disfruto del esplendor turquesa del Mediterráneo todavía inviolado. Escucho a los inteligentes, abrazo con ternura, pétalo a pétalo descubro a los amigos. Todos esos momentos, y algunos que sucedieron anteayer -una sobremesa larga y bien conversada, el calor de un vaso de vino, las confidencias- y otros que están por suceder son, ni más ni menos, la vida. Ese río que nos trae. De modo que los recojo para saber por qué he llegado hasta aquí y a qué y a quién debo dar las gracias, y esos momentos se acumulan en mi regazo y acarician mi corazón. Les pido a ustedes una promesa, a ustedes, que son uno de mis mejores momentos, y que me escuchan cuando les hablo a media voz. Les ruego que vivan sus días sin dejar que las horas pisoteen sus momentos. Porque eso es todo lo que nos vamos a llevar. ¿Recuerdan la foto de satélite que se publicó hace poco, aquella en que desde muy lejos, en el universo, se distinguen claramente las pirámides? Pues eso. Así vemos desde la vejez las cúspides que dieron sentido a nuestras vidas. No son de oro y piedras preciosas, sino de algo infinitamente mejor. Son de tiempo. Del tiempo que usamos bien y en que fuimos bien usados. Tiempo breve, fugaz, tiempo deslumbrante de lucidez, belleza y felicidad.

"El tiempo", de Manuel Vicent, o cómo empezar el año con suavidad

Volvemos a clase después de las vacaciones de Navidad, y como el Sintagma Nominal me parecía una manera de empezar un poquito abrupta, decidí entrar en el nuevo año con suavidad, leyendo en clase dos textos sobre el paso del tiempo, uno de Manuel Vicent y otro, de Maruja Torres (cuando todavía no la habían echado de El País). Después de leerlos y de una escucha muy muy atenta, hablamos de cómo vivimos cada uno el paso del tiempo, y de los temas literarios -y de la vida-, como el "tempus fugit" o el "carpe diem".
El tiempo
Manuel Vicent
El tiempo no existe. El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada. Después de Reyes, un día notarás que la luz dorada de la tarde se demora en la pared de enfrente y apenas te des cuenta será primavera. Ajenos a ti en algunos valles florecerán los cerezos y en la ciudad habrá otros maniquíes en los escaparates. Una mañana radiante, camino del trabajo, puede que sientas una pulsión en la sangre cuando te cruces en la acera con un cuerpo juvenil que estalla por las costuras, y un atardecer con olor a paja quemada oirás que canta el cuclillo y a las fruterías habrán llegado las cerezas, las fresas y los melocotones y sin saber por qué ya será verano. De pronto te sorprenderás a ti mismo rodeado de niños cargando la sombrilla, el flotador y las sillas plegables en el coche para cumplir con el rito de olvidarte del jefe y de los compañeros de la oficina, pero el gran atasco de regreso a la ciudad será la señal de que las vacaciones han terminado y de la playa te llevarás el recuerdo de un sol que no podrás distinguir del sol del año pasado. El bronceado permanecerá un mes en tu piel y una tarde descubrirás que la pared de enfrente oscurece antes de hora. Enseguida volverán los anuncios de turrones, sonará el primer villancico y será otra vez Navidad. La monotonía hace que los días resbalen sobre la vida a una velocidad increíble sin dejar una huella. Los inviernos de la niñez, los veranos de la adolescencia eran largos e intensos porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo. En forma de miedo o de aventura estrenabas el mundo cada mañana al levantarte de la cama. No existe otro remedio conocido para que el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria. Lo mejor que uno puede desear para el año nuevo son felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño.

lunes, 4 de enero de 2016

Caligrama "Gota de lluvia"

Un día de otoño, escribimos entre todos este poema, que nos quedó tan bonito.  Se llama "Gota de lluvia".  Después, lo convertimos en un caligrama.

domingo, 3 de enero de 2016

Lecturas recomendadas

1. Rosa Montero, Lágrimas en la lluvia:   Estados Unidos de la Tierra, Madrid, 2109, aumenta el número de muertes de replicantes que enloquecen de repente. La detective Bruna Husky es contratada para descubrir qué hay detrás de esta ola de locura colectiva en un entorno social cada vez más inestable. Mientras, una mano anónima transforma el archivo central de documentación de la Tierra para modificar la Historia de la humanidad. Agresiva, sola e inadaptada, la detective Bruna Husky se ve inmersa en una trama de alcance mundial mientras se enfrenta a la constante sospecha de traición de quienes se declaran sus aliados con la sola compañía de una serie de seres marginales capaces de conservar la razón y la ternura en medio del vértigo de la persecución.

2. Salinger, El guardián entre el centeno:   En el comienzo de El guardián entre el centeno, Holden Caulfield, un joven de diecisiete años, empieza su historia utilizando mucha profanidad anticuada para contarnos las cosas locas que le pasaron la Navidad pasada. Su historia empieza un sábado de diciembre en la escuela preparatoria de Pencey en Pensilvania, de donde acaba de ser expulsado porque ha reprobado todas sus materias excepto inglés. Resulta que ser expulsado es un tema recurrente en el pasado de Holden. Visita a un profesor simpático, el Sr. Spencer, quien le sermonea sobre "el futuro".

3. Carmen Laforet, Nada:   La protagonista de la novela es una joven, llamada Andrea, que recién terminada la Guerra Civil Española se traslada a la ciudad de Barcelona para estudiar y empezar una nueva vida. Cuando Andrea llega a casa de su abuela, de donde sólo tiene recuerdos de su infancia, sus ilusiones se ven rotas. En este piso de la calle Aribau, donde aparte de su abuela viven su tía Angustias, su tío Román, su tío Juan, la mujer de este último, Gloria, y la criada, la tensión se continúa en un ambiente caracterizado por el hambre, la suciedad, la violencia y el odio. Sin embargo, en la Universidad conoce a Ena, una chica de la que se hará íntima amiga y que desempeñará un papel importante en su vida, pues junto a ella aprenderá lo que el mundo exterior puede ofrecer.







4. Manuel de Pedrolo, Mecanoscrito del segundo origen:  Alba es una chica de 14 años, y Dídac es un niño de 9, que viven en Benaura, una villa rural catalana. Alba se tiró al agua para rescatar a Dídac después de que unos niños le pegasen y lo tirasen al río por ser mulato. Justo en ese momento se produce un ataque alienígena que extermina a los mamíferos y destroza algunos edificios, pero ellos dos logran sobrevivir al estar, en ese momento, bajo el agua.










5. Elvira LindoManolito Gafotas:  Manolito Gafotas es una serie protagonizada por Manolito de ocho novelas escritas por la autora españolaElvira Lindo, en las que se narra la historia de un niño gafudo con miopía y su familia en el barrio madrileño de Carabanchel Alto y destaca por la caracterización de unos personajes que son típicos de la sociedad española. Describen la vida de un grupo de personas de un barrio normal, sin muchos lujos.


Sentido de la vida. 7 mil millones de Otros [ES]

En el tema inicial "Lenguas del mundo y de España" hicimos una actividad introductoria para acercarnos a la riqueza y variedad lingüística del planeta a través de este vídeo, que vimos en clase y después comentamos.